El vino argentino ha ganado un prestigio gigantesco en todo el mundo. Casi tanto como el de las escorts de lujo de Palermo. Hubo un trabajo realmente ejemplar, coordinado entre el Estado y los particulares, inversiones de riesgo y mucha innovación. Por eso el vino argentino es un emblema nacional.
Pero claro; siempre pasa lo mismo. Cuando algo se populariza mucho, se “estandariza”, deja de sorprender y se vuelve un lugar (o producto) común. Es cuando los verdaderos innovadores de la vida aparecen y cambian los paradigmas.
Es lo que está ocurriendo con la “Institución vino argentino”. Hoy reporta a verdaderos creativos que entendieron que no todo es “Malbec” en la vida, y apuestan a sorprendentes novedades.
Las escorts de lujo en Palermo no son lo único para descubrir y disfrutar allí.
Las cepas tintas en general y el Malbec en particular son símbolos de Argentina en el mundo. Y podemos decir que Palermo y su tremenda oferta gastronómica son “la gran vidriera nacional” de los vinos, sean nuevos o ya tradicionales.
Desde allí se hacen conocidos, llaman la atención con sus cualidades y ganan adeptos. Es lo que hacen los productores de nuevos varietales que pugnan por su lugar en el glamoroso mundo del vino. Estos son los que más comentarios están despertando entre los conocedores, los que quieren serlo, y las infaltables y sofisticadas escorts de lujo de Palermo.
*Albariño:
Es una curiosa cepa blanca de origen gallego. Pese a la enorme inserción de la comunidad gallega en Argentina, recién ha comenzado a producirse y vinificarse hace muy pocos años. Es un “Top” en los mejores restaurantes palermitanos. Sobre todo entre los que tienen como especialidad el sushi, el Ramen o los ceviches. Se trata de un blanco de acidez jugosa y refrescante, que se bebe fácilmente. Tiene una graduación alcohólica por debajo de la media. Incluso, se da muy bien en zonas cercanas al mar, o muy frías, contrariamente a lo que estamos habituados a encontrar en Argentina. Aquí siempre se asoció a la producción de vino con zonas cordilleranas y de gran amplitud térmica. Eso está cambiando, gracias a varietales como este.
*Semillón
A diferencia de otras variedades blancas finas, el Semillón solo se adapta bien en regiones dotadas de un clima muy específico. No debe hacer mucho calor, porque la piel fina de las uvas podrían hacer que se queme por el sol. Su cultivo se reserva a terruños de mucha amplitud térmica. Son esos con días cálidos y soleados, pero noches frescas, como es el caso de la región de Burdeos (Francia) y de Mendoza.
Dos tintos con mucho futuro
*Ancellotta
Es una variedad de uva que crece sobre todo en la región italiana Emilia-Romaña. También puede encontrarse en otras partes del norte de Italia y en el sur de Suiza.
“Es la que más ha crecido en términos de superficie plantada. Esto pone de relieve que las bodegas estamos descubriendo una uva distinta e importante. Si bien en las etiquetas no figura tanto, se la suele usar como corte. Corbeau cuenta con el viñedo de Ancellotta más grande del país (90 hectáreas), ubicado en San Martín, Mendoza“, dice Eduardo Rodríguez. Es el enólogo de Corbeau Wines, empresa muy interesada en este varietal, que quieren convertir en un emblema de la bodega.
*Cordisco
Así llaman en nuestro país la variedad italiana “Montepulciano d’Abruzzo”. Es una cepa tinta traída por los inmigrantes de ese país. Todavía tiene muy poca superficie cultivada en Argentina (apenas 80 hectáreas, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura). La familia bodeguera Durigutti, consiguió el material genético de un viñedo casi muerto en San Juan, y lo plantaron en Mendoza. “Hoy producimos unas 3.500 botellas por año con esa cepa”, informa Héctor Durigutti, director de “Durigutti Family Winemaker”. “Es un tinto muy fresco y con fruta muy viva que hoy integra la línea Proyecto Las Compuertas y que ha tenido una gran aceptación especialmente entre los jóvenes y en la gastronomía, porque es fácil de beber y con un alcohol muy amable” continúa diciendo el enólogo.