Seguro que tanto la escort de Palermo que hayas elegido como cualquier residente de la zona (el barrio más grande y “cool” de Buenos Aires) estarán orgullosos de esta institución.
Es mucho más que un lugar para apostar en carreras de caballos. Se trata de un club fundado en 1876: Por eso es una de las muchas joyas de la “Belle epoque porteña”, cuando la economía del país lo puso en tope de las naciones más ricas del planeta.
Además, dada la escasa industrialización de esos años, todo lo manufacturado era importado. Como los recursos de la elite dirigente eran virtualmente infinitos, traían todos los elementos necesarios para montar verdaderos palacios. Siempre según los estilos renacentistas, barrocos o ingleses que tanto amaban. Y lo conseguían.
La fachada del hipódromo de Palermo es una acabada muestra de eso. Todo un portal de entrada a la diversión.
Caballos, slots, escorts y el aire puro de Palermo
No es solo un lugar para ver como bellos y veloces cuadrúpedos compiten entre sí. Es un centro de diversión bien completo, con verdaderos hitos gastronómicos incluidos.
Está ubicado en la señorial y anchísima Avenida del Libertador, tan arbolada cuan apacible en esa zona. Si nos acercamos al centro de la ciudad eso cambia bastante…
Su fastuosa tribuna oficial y el Restaurante “La Paris” han sido declarados “Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad”. Igual que la muy bien conservada fachada original, diseñada por el prestigioso arquitecto francés Louis Faure Dujarric.
Es también uno de los casinos más grandes del país. Hay tres salas de “slots machines” (tragamonedas) que contienen más de 4000 de ellas. Y 11 mesas de ruleta electrónica de última generación. Hay salones VIP y “PREFER”, que funcionan como clubes semi privados, para hacer apuestas de mayor cuantía, con membresías Diamond y Platino. Y siempre abierto, de lunes a domingo, las 24 horas del día.
Clásico y moderno
Este hipódromo (que, según vemos, es bastante más que eso) tiene amplios espacios de alquiler para eventos. Hay ocho restaurantes y cafeterías. Incluyen tanto pastelería tradicional argentina y europea, como carnes en el mejor estilo argentino. O en forma de “ribs” según el gusto norteamericano. Y una refinada vinoteca especializada en la cepa emblemática de Argentina: el Malbec.
El Ascot criollo
En tiempos de la construcción del hipódromo, esa verdadera pseudo realeza argentina que lo creó soñaba con todo lo que fuera europeo. E hicieron lo que estuviera a su alcance (o sea: todo, nada estaba fuera de sus posibilidades) para que quienes concurrieran allí se sintieran en una sucursal de Ascot, el principal centro de los deportes hípicos de la realeza británica. Casi lo consiguen.
Y aun cuando por entonces no contaran (desgraciadamente para ellos) con una escort de Palermo, el lugar prosperó hasta ser hoy uno de los sitios insoslayables si realmente quieres conocer Buenos Aires.
Este templo “burrero” por excelencia (dícese de lo relativo a los caballos de carrera, o “burros”, en la jerga local) que siempre fue Palermo, es también un centro social y cultural para reuniones diversas.
Su ubicación geográfica privilegiada en el mapa porteño lo ha transformado en un gran escenario para recitales de Jazz, Rock y música clásica o electrónica al aire libre.
En el Palermo de hoy, hay muestras de Plástica y Pintura, charlas y debates de diferentes temas y eventos culturales en general. Digno de verse y visitarse, por muchos motivos.