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PALERMO ASTRONÓMICO: DEL PARQUE AL COSMOS

acompañante VIP de Palermo

Una acompañante VIP de Palermo decía que los habitantes de las grandes ciudades damos por sentada la existencia de lugares que pueden ser deslumbrantes para otros, pero que los residentes vemos apenas como parte del paisaje.

Sabemos que están ahí, los conocemos desde siempre. Pero no pocas veces recordamos su existencia solo cuando desaparecen, dejando un hueco en nuestra percepción, por triste que suene. Tendemos a olvidarlos, y nos perdemos de mucho.

El “Planetario Galileo Galilei”, de Palermo, es un caso típico. Es como un dato dado para los porteños. Lo ven como al obelisco o al edificio del Congreso. Es decir, que la mayoría de las veces (hay excepciones) no se sabe demasiado sobre ellos.

Pero del Planetario es mucho lo que se puede decir. Por qué no es un simple monumento, y tampoco nada más que un observatorio de estrellas. Es todo un centro cultural de gran actividad, divulgación y generación de contenidos didácticos de suma importancia.

Mirando el rostro del universo

Comenzó a planearse en 1958, con la idea del concejal socialista José Luis Pena y del secretario de Cultura del Municipio de Buenos Aires, Aldo Cocca. Propusieron que la ciudad tuviera su propio centro de estudios del cosmos.

El diseño y la construcción estuvieron a cargo del arquitecto argentino Enrique Jan, de la Dirección General de Arquitectura de la vieja Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. La Compañía de Construcciones Civiles Sociedad Anónima realizó la obra.

La inauguración la hizo intendente Eugenio Schettini, el 20 de diciembre de 1966.​ La primera función fue el 13 de junio de 1967, para alumnos de colegios primarios.

El matemático y geógrafo Antonio Cornejo les mostró cómo estaba el cielo sobre Buenos Aires, la Antártida Argentina y el polo sur. Finalmente, se abrió al público el 5 de abril de 1968. Y fue el mismo​ Antonio Cornejo el primer director por 33 años. ​

¡Con tu acompañante VIP de Palermo, al infinito y más allá!

Esta notable construcción redondeada tiene cinco pisos, unidos por seis escaleras. Y una sala circular central de 20 metros de diámetro.​

En la explanada de acceso al Planetario se lucen meteoritos. Entre ellos, uno enorme y ferroso conocido como “La Perdida”. Fue encontrado en 1965 en la zona de “Campo del Cielo”, provincia del Chaco. Es una región famosa porque allí han caído cientos de meteoritos. No se sabe por qué, pero es un verdadero imán para estas rocas viajeras.

La cúpula semiesférica tiene 20 metros de diámetro y está recubierta interiormente con chapas de aluminio. Es una gran pantalla. En el centro está ubicado el planetario propiamente dicho. Es un instrumento de tipo Zeiss Mark V1​ de 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso. Funciona como sistema de proyección.

La semiesfera está montada sobre una red de 5.300 barras de acero, planchas de aluminio y madera, vidrios curvos y una base de hierro en forma de U.

Vida social y vida estelar

En el museo del primer piso se expone una roca lunar que trajo a la Tierra la misión Apolo XI. Fue entregada al Planetario como regalo del expresidente estadounidense Richard Nixon. En el primer subsuelo se encuentra la biblioteca.​ Ahí hay unos cien proyectores independientes para ver la Luna, el Sol y los planetas visibles a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, y dos esferas en los extremos que proyectan las estrellas. Un sistema de proyectores y equipos láser dirigidos a la cúpula brindan diversos espectáculos sobre la conformación del universo. Hay visualizaciones de, aproximadamente, 8900 estrellas fijas, constelaciones y nebulosas.

La institución tiene un nutrido calendario de cursos, exhibiciones, visitas guiadas para grupos, espectáculos programados, y editan una revista. No son pocos los eventos privados, ya que es un lugar muy requerido para presentaciones variadas. Por cierto, está rodeado de un estupendo parque con lago, que es un atractivo para actividades al aire libre.

En resumen, es uno de los lugares más famosos, y (paradógicamente) menos conocidos de la ciudad.